miércoles, 31 de octubre de 2018

MITO DE LA INSENSIBILIDAD MASCULINA


¿PUEDEN Y SABEN AMAR LOS HOMBRES?

Acerca del mito de la insensibilidad masculina y su supuesta incapacidad de amar La verdad sea dicha, el "arte de amar" no es una de las virtudes que el varón haya podido ejercer tranquilamente. La vida afectiva masculina transcurre en una especie de zona endémica, bastante complicada y muy poco propicia para que el amor pueda crecer en libertad. Nos encanta amar, pero a veces se nos enreda el hilo y perdemos el rumbo. En realidad, para ser más franco y parafraseando la jerga hippie, nos hemos preocupado más por hacer la guerra que por hacer (construir) el amor. Cuando los jóvenes de los años sesenta nos adornábamos con margaritas, protestábamos por la guerra del Vietnam, recitábamos las cuatro tesis de Mao Tse Túng y poníamos a tambalear el orden establecido, también intentábamos rescatar el viejo amor perdido por la humanidad. Por desgracia, no fuimos capaces o no nos alcanzó el tiempo. Dejamos huellas como las marcas de un sarampión, algo de rasquiña, un poco de enrojecimiento, pero nada más; no alcanzamos la cima.

En esa época, los varones nos permitíamos ciertos deslices simpáticos en contra de la acostumbrada virilidad, aceptados y casi siempre patrocinados por nuestras liberadas compañeras, pero seriamente cuestionados por la severa y sesuda paternidad. Recuerdo que cuando mis hermanas me planchaban el cabello (papel y plancha en mano), mi padre me miraba en silencio aneo diciendo: "Esto no puede ser mi hijo", en cambio, a mi madre siempre le parecía que estaba bien, me quitaba alguna pelusa de los hombros y me despedía con un gesto apacible de: "Ve con Dios". Camisas floreadas, pantalones con bota campana, zapatos de tacón o zuecos, predilección por las flores, los atardeceres, las poesías, Cortázar, Hermane Hese, el Maharishi de turno, Krishnamurti y los Beatles, eran algunos elementos que conformaban la parafernalia masculina de la época; también odiábamos el jabón, nos hacíamos trenzas y compartíamos amable y comunitariamente la novia de turno (ellas hacían lo mismo con nosotros). Había un toque afectivo, un clima de relax, una ambientación psicodélica, donde la ternura no quedaba excluida y convivía de manera alegre y entretenida con el género masculino. He llegado a pensar que, en todo ese "proceso revolucionario", los varones también buscábamos un tipo de liberación personal que trascendía lo ideológico. Había una propuesta afectiva de fondo de la cual nos alimentábamos en silencio, y disfrutábamos a corazón abierto. Aunque aquello quedó definitivamente atrás, cierta nostalgia suele hacer su aparición de vez en cuando, una reminiscencia emotiva difícil de enterrar nos habla en voz baja de lo que podría haber sido y no fue.

Si realmente queremos vivir a plenitud la experiencia afectiva, ¿qué nos impide hacerlo? ¿Qué nos falta o qué nos sobra? ¿Por qué no arrancamos desaforadamente a querer a cuanta persona se nos cruce por el camino? Cuando hablo de "zona endémica" me refiero a un conjunto de condiciones, básicamente psicosociales, que dificultan el intercambio afectivo del varón. Aunque algunos pueblos tribales podrían escaparse a esta afirmación, la evidencia psicológica muestra que la gran mayoría de los hombres civilizados estamos inmersos en una cantidad de dilemas obstaculizantes que no poseen las mujeres. Muchas veces no sólo no sabemos qué hacer con el amor, como si quemara, sino que no hallamos la forma de entrar en él sin tanta carga negativa. Para poder amar en paz debemos aprender nuevas formas de relación, pero también desaprender otras. Modificar viejas costumbres y demoler aquellas barreras que no nos han dejado ejercer cómodamente el derecho al amor. No estoy diciendo que seamos incapaces de amar, sino que el intercambio afectivo masculino está plagado de interferencias. Hay que limpiar estos canales de comunicación y solamente compete al varón hacerlo.

Señalaré tres conflictos afectivos que han caracterizado la vida amorosa masculina, y que en la gran mayoría de los hombres aún están por resolverse:

a) el desbalance interior entre sentimientos positivos y negativos, que nos impide tener un libre acceso a la ternura;

b) la oposición afectiva que mantenemos con el sexo opuesto, que nos impide identificarnos con lo masculino y acercarnos a lo femenino; y

c) la dificultad de entregarnos a nuestros hijos desde el lado maternal que poseemos.


Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

ESTADO PERMANENTE DE TRANSFORMACIÓN


sábado, 27 de octubre de 2018

LA VOZ


No son más de mil los indios ishir que sobreviven en el Chaco. 

Wylky, legalmente llamado Gregorio Arce, habla por todos en las ceremonias sagradas. Hace años, una peste mató a su gente más querida. Entonces, él se hundió en el bosque, y allí cantó y cantó, y siguió cantando cuando la sangre le brotó de la boca. Con la garganta rota, mucho después, emergió de la fronda. 

Es casi nada la voz que le queda, un susurro quebrado, pero Wylky es un señor de la palabra. Está hecho de silencio, y de pocas palabras secretas y luminosas, el sendero que conduce a la casa de los dioses.


Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

TODAVÍA


viernes, 26 de octubre de 2018

VIAJE AL CORAZÓN


Bastami era uno de los más grandes sufíes de la India. Se proponía efectuar una larga peregrinación a La Meca, cuando se encontró con un instructor espiritual que le preguntó: 

--¿Por qué has de ir a La Meca? 

--Para ver a Dios -repuso. 

El instructor le ordenó: 

--Dame ahora mismo todo el dinero que llevas contigo para el viaje. 

Bastami le entregó el dinero, el instructor se lo guardó en el bolsillo, y dijo: 

--Sé que habrías dado siete vueltas alrededor de la piedra sagrada. Pues bien, en lugar de eso, da ahora siete vueltas a mi alrededor. 

Bastami obedeció y dio siete vueltas alrededor del instructor, quien declaró a continuación: 

--Ahora sí has conseguido lo que te proponías. Ya puedes regresar a tu casa con el ánimo sereno y satisfecho, si bien antes quiero decirte algo más. Desde que La Meca fue construida, ni un solo minuto Dios ha morado allí. Pero desde que el corazón del hombre fue creado, ni un solo instante Dios ha dejado de habitar en él. Ve a tu casa y medita. Viaja a tu corazón. 

***

El Maestro dice: Busca refugio dentro de ti. ¿Qué otro refugio puede haber?


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet

¿CÓMO CONSEGUIR AMOR?


miércoles, 24 de octubre de 2018

RECONOCIENDO NUESTRO MIEDO


Un buen día, durante la guerra de Vietnam, estaba sentado en un aeropuerto vacío, perdido en las regiones montañosas de mi país, esperando la llegada de un avión que debía llevarme al norte para ayudar a las víctimas de una inundación. La situación era desesperada y tenía que ir en uno de esos aviones de carga que habitualmente se utilizan para transportar ropa y mantas. Ahí estaba yo, sentado en el aeropuerto y esperando a solas mi avión cuando se me acercó un oficial estadounidense, que también estaba esperando la llegada de su vuelo. 

Éramos las únicas personas que había en todo el aeropuerto. Cuando vi lo joven que era, me sentí invadido por una gran compasión. «¿Por qué habrá tenido que venir aquí a matar o a que le maten?», me pregunté. 

Fue esa compasión la que me llevó a iniciar una conversación preguntándole: «¿No tiene miedo al Viet Cong?» (que, como el lector recordará, era el término con el que se conocía a las guerrillas comunistas vietnamitas). Desafortunadamente, mi falta de delicadeza regó las semillas del miedo que había en él porque, llevando de inmediato la mano a su arma, me preguntó: «¿Acaso es usted un Viet Cong?». 

Y esa respuesta no dejaba de estar justificada porque, antes de su llegada a Vietnam, todos los militares estadounidenses sabían que, detrás de cualquier vietnamita (monjes y niños incluidos), podía ocultarse un ser guerrillero. No es de extrañar que, con ese miedo metido en el cuerpo, los soldados acabasen viendo enemigos en todas partes. Bastó con que escuchara el término «Viet Cong» para que, desbordado por el miedo, echase rápidamente mano a su arma, por más que yo solo había tratado de mostrarle mi simpatía. 

Yo sabía que, dadas las circunstancias, tenía que estar muy tranquilo. Así fue como, después de inspirar y espirar muy profundamente, repliqué: «No. Estoy esperando un avión que me llevará a Danang para ver lo que puedo hacer para ayudar a las víctimas de una inundación». Sentía mucha compasión por ese joven y traté de transmitírsela a través de mi voz. Mientras hablábamos, también le comuniqué mi impresión de que la guerra había causado demasiadas víctimas, tanto vietnamitas como estadounidenses. El soldado se tranquilizó y pudimos entablar una conversación. Yo me sentía seguro porque estaba lúcido y en calma. Estoy convencido de que, de haber alentado su miedo, él hubiese acabado disparándome. No creamos, pues, que el miedo solo procede del exterior. Hay miedos que surgen de nuestro interior y, si no los reconocemos y los observamos atenta y profundamente, podemos crearnos muchos peligros y accidentes.

El miedo nos afecta a todos, pero si somos capaces de contemplarlo atentamente, acabamos librándonos de su garra y conectando con la alegría. El miedo nos mantiene atrapados en el pasado o preocupados por el futuro. Pero si reconocemos nuestro miedo, advertiremos que ahora mismo estamos bien. Ahora, hoy en día, estamos vivos y nuestro cuerpo funciona perfectamente. Nuestros ojos todavía pueden ver el cielo hermoso y nuestros oídos todavía pueden escuchar la voz de nuestros seres queridos. 



Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

OJO DE HURACÁN


martes, 23 de octubre de 2018

TAO TE KING: PRINCIPIO 48

El que practica el estudio,
incrementa cada día su conocimiento.

Quien practica el SENTIDO,
lo ve reducirse cada día.

Se va reduciendo y reduciendo,
hasta llegar al No-hacer.

No hace nada, y nada se queda sin hacer.
El reino sólo puede alcanzarse
cuando se está libre de toda actividad.

Los activos no son los Sabios,
no son los que conseguirán el Reino.


Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet

DERECHO A LA FRAGILIDAD


lunes, 22 de octubre de 2018

LOS DESIGNIOS DEL KARMA


Sariputta era uno de los más grandes discípulos del Buda y llegó a ser un iluminado de excepcional sabiduría y sagaz visión. Viajaba propagando la Enseñanza, y cierto día, al pasar por una aldea de la India, vio que una mujer sostenía en una mano un bebé y con la otra estaba dando una sardina a un perro. Con su visión clarividente e intemporal pudo ver quiénes fueron todos ellos en una pasada existencia. 

Se trataba de una mujer casada con un cruel marido que la golpeaba a menudo. Se enamoró de otro hombre, pero entre su padre y su marido, poniéndose de acuerdo para ello, le dieron muerte. 

Ahora la mujer mantenía a un bebé en sus brazos, su antiguo amante, que fuera asesinado. La sardina era su despiadado marido, y el perro, su padre. Todos habían vuelto a reunirse en la presente vida, pero en condiciones muy distintas. 

***

El Maestro dice: Nadie puede escapar a sus acciones: tal es el designio del karma.


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet

DARLO TODO


sábado, 20 de octubre de 2018

DARLO TODO


El primer alumno de Naropa era un tibetano llamado Marpa el Traductor. En uno de sus viajes a India, Marpa le llevó el oro que tradicionalmente se daba al profesor. Ahora bien, Marpa no era exactamente un cobarde ni era para nada tacaño; era un tipo muy intrépido y valeroso. Por ejemplo, sus amigos y familiares trataron de encontrar a alguien para que le acompañara en su viaje a India, pero él se negó a tener compañía aunque su salud no era demasiado buena y tenía más de cincuenta años. 

La historia cuenta que finalmente Marpa regaló el oro a su profesor Naropa, pero se quedó con un poco, tal como todos solemos hacer. Y este hecho tenía una explicación razonable: tenía que volver a casa y necesitaba un poco de oro, sólo un poco. Pero Naropa dijo: «¿Piensas que puedes comprarme con tus engaños?» Entonces Marpa se lo dio todo. Naropa arrojó el oro al aire y dijo: «El mundo entero es oro para mí.» En ese momento Marpa tomó conciencia de la naturaleza de la realidad más vívidamente que nunca. 

No experimentamos el mundo plenamente a menos que estemos dispuestos a darlo todo. Samaya significa no quedarnos nada, no prepararnos una vía de escape, no buscar alternativas, no pensar que tenemos mucho tiempo y podemos dejar las cosas para después. 

En cierto sentido, la relación samaya —sea con el mundo fenoménico como profesor absoluto o bien con una persona individual— trata de suavizarnos. Nos suaviza para que no podamos engañarnos, para que no podamos ser sordos, mudos y ciegos, para que siempre nos llegue el mensaje. La relación samaya con un profesor vajrayana está pensada para ayudarnos: está pensada para introducirnos al hecho de que si podemos mantener aunque sólo sea una relación incondicional con una persona, podemos tener una relación incondicional con el mundo. Hasta ese momento, pensamos que podemos escaparnos, que podemos zafarnos de las situaciones. Pero en esa relación concreta nos comprometemos a seguir adelante pase lo que pase. 

El principal discípulo de Marpa fue Milarepa, e inicialmente su relación fue más bien dura. Milarepa no tenía ninguna duda de que Marpa era su profesor y de que podía llevarle a la iluminación. Por tanto, le dijo: «Me entrego a ti totalmente en cuerpo, discurso y mente. Por favor ayúdame a realizar mi verdadera naturaleza.» Entonces comenzaron los desafíos. Milarepa había acumulado mucho karma. En concreto, había matado a mucha gente y había causado mucho dolor. Para poder soltar esa carga, tuvo que soportar muchas pruebas. Marpa le hacía construir torres de piedra, y cuando estaban casi terminadas le mandaba deshacerlas. Milarepa sufrió mucho en sus primeros años con Marpa. No recibía ninguna enseñanza, era insultado continuamente y tenía que construir torres hasta que sus manos y su espalda eran una gran llaga. Sin embargo, Milarepa nunca dudó de los motivos de Marpa y, en realidad, aunque casi nunca lo mostraba, Marpa amaba a Milarepa con todo su corazón y sólo deseaba que pudiera despertar plenamente. Cada vez que Milarepa se rendía a la situación, cada vez que abandonaba su resentimiento, depresión y orgullo, soltaba su antiguo equipaje. En un momento dado estaba tan desnudo que no le quedaba nada que perder. Entonces Marpa le dio las enseñanzas y su relación entró en una nueva fase de ternura y calidez.

A FLOR DE PIEL


viernes, 19 de octubre de 2018

EL DERECHO A SER DÉBIL


El paradigma de la fortaleza masculina ha obrado en dos sentidos, ambos negativos para el varón. De una parte, ha bloqueado de manera inclemente su natural debilidad humana, y por otra, ha promovido (reforzado) una serie de costumbres claramente exhibicionistas en favor de la supuesta reciedumbre.

Tanto en el primer caso (represión de las emociones primarias), como en el segundo (dependencia de la aprobación social), las consecuencias son castrantes.

El derecho a ser débil se refiere a la capacidad de aceptar, sin remordimientos de ningún tipo, cualquier manifestación de ablandamiento, obviamente no patológica. El derecho a sentir miedo, a fracasar, a cometer errores, a no saber qué hacer, al encantador ocio y a pedir ayuda, no nos alejan de la masculinidad sino que nos acercan al lado humano de la misma. Ese lado tan especial donde reposa el andrógino personal y que había sido crudamente descartado por el típico hombre fortachón y rudo.

Cuando mutilamos el derecho a la fragilidad, automáticamente sobre generalizamos el ideal de valentía y dejamos de reconocer que, en muchas situaciones, la flaqueza debe aflorar. La nueva masculinidad no desprecia el coraje: lo reconoce, pero no se obsesiona por él.

Ejercer el derecho a ser débil no es irse para el otro lado y proclamar la debilidad como una virtud recomendable. Rescatar lo delicado no apunta a "travestir" nuestra virilidad, ni a ensalzar un hombre blandengue, inseguro y pasivo, avergonzado de su sexo y desnaturalizado, tratando de imitar los valores femeninos. La seguridad en sí mismo, la capacidad de oponerse a la explotación personal, la persistencia para alcanzar las metas y el espíritu de lucha son valores deseables para cualquier persona, hombre o mujer. Lo que se está criticando es el miedo irracional a ser débil y la estúpida costumbre de tener que exhibir el poderío durante las veinticuatro horas, para "cotizar" y ser amado. 

DERECHOS MASCULINOS


jueves, 18 de octubre de 2018

IDENTIDAD DE VÍCTIMAS


Así pues la identificación le impide manejar el cuerpo del dolor. Algunas mujeres que son ya suficientemente conscientes para haber abandonado su identidad de víctimas en el nivel personal todavía se aferran a una identidad colectiva de víctimas: "lo que los hombres les hicieron a las mujeres". Tienen razón, y también están equivocadas. Están en lo cierto en cuanto que el cuerpo del dolor femenino colectivo se debe en gran parte a la violencia infligida por el varón a la mujer y a la represión del principio femenino por todo el planeta durante milenios. Están equivocadas si derivan un sentido de identidad de este hecho y por lo tanto se mantienen aprisionadas en una identidad colectiva de víctimas. Si una mujer aún se aferra a la rabia, el resentimiento o la condenación, se está aferrando a su cuerpo del dolor. Esto puede darle una sensación consoladora de identidad, de solidaridad con otras mujeres, pero la mantiene atada al pasado y bloquea el acceso completo a su esencia y al verdadero poder. Si las mujeres se excluyen de los hombres, eso alimenta un sentido de separación y por lo tanto un fortalecimiento del ego. Y cuanto más fuerte es el ego, más distante está usted de su verdadera naturaleza. 

Así que no use el cuerpo del dolor para darle identidad. Úselo en cambio para la iluminación. Transmútelo en conciencia. Uno de los mejores momentos para esto es durante el periodo menstrual. Creo que, en los próximos años, muchas mujeres entrarán en el estado de conciencia total durante esos días. Generalmente, es un tiempo de inconsciencia para muchas mujeres, puesto que son dominadas por el cuerpo del dolor colectivo. Una vez que usted ha alcanzado un cierto nivel de conciencia, sin embargo, puede cambiar esto, así que en lugar de volverse inconsciente puede volverse más consciente. He descrito el proceso básico ya, pero permítame hacerlo de nuevo, esta vez con referencia especial al cuerpo del dolor femenino colectivo. 

Cuando sepa que se acerca el flujo menstrual, antes de que sienta los primeros signos de lo que se llama comúnmente tensión premenstrual, el despertar del cuerpo del dolor femenino colectivo, póngase muy alerta y habite su cuerpo tan plenamente como sea posible. Cuando aparezca el primer signo, debe estar suficientemente alerta para "atraparlo" antes de que la domine. Por ejemplo, el primer signo puede ser una fuerte irritación repentina o un relámpago de rabia, o puede ser un síntoma puramente físico. Sea lo que sea, atrápelo antes de que domine su pensamiento o su conducta. Esto significa simplemente enfocar su atención en él. Si es una emoción, sienta la fuerte carga de energía que hay tras ella. Sepa que es el cuerpo del dolor. Al mismo tiempo, sea el que conoce; es decir, dése cuenta de su presencia consciente y sienta su poder. Cualquier emoción a la que aplique su presencia disminuirá rápidamente y se transmutará. Si es un síntoma puramente físico, la atención que le dé evitará que se convierta en una emoción o un pensamiento. Después continúe alerta y espere el siguiente signo del cuerpo del dolor. Cuando aparezca, atrápelo de nuevo de la misma manera que antes. 

Más tarde, cuando el cuerpo del dolor haya despertado completamente de su estado latente, usted puede experimentar una turbulencia considerable en su espacio interior por un tiempo, quizá varios días. Cualquier forma que tome, manténgase presente. Entréguele su atención completa. Observe la turbulencia que hay en su interior. Sepa que está allá. Mantenga el conocimiento y sea el que conoce. Recuerde: no deje que el cuerpo del dolor use su mente y se apodere de su pensamiento. Obsérvelo. Sienta su energía directamente dentro de su cuerpo. Como sabe, atención plena significa aceptación completa. 

SER EL PRIMERO


martes, 16 de octubre de 2018

EL TEJEDOR


Llevaba poco tiempo en la fábrica, cuando una máquina le mordió la mano. Se le había escapado un hilo. Queriendo atraparlo, Héctor fue atrapado. 

No escarmentó. Héctor Rodríguez se pasó la vida buscando hilos perdidos, fundando sindicatos, juntando a los dispersos y arriesgando la mano y todo lo demás en el oficio de tejer lo que el miedo destejía. Creciéndose en el castigo, atravesó el tiempo de las listas negras y los años de la cárcel, y atravesó también las derrotas y las traiciones y los desalientos. Creía en lo que creía contra toda evidencia, y así fue, siguió siendo, hasta el fin de sus días. 

Eramos muchos. Estábamos esperando en el pórtico del cementerio. Héctor iba a ser enterrado en la colina que se alza sobre la playa del Buceo. Llevábamos allí un largo rato, aquel mediodía gris y de mucho viento, cuando unos obreros del cementerio llegaron trayendo a pulso un féretro sin flores ni dolientes. Y tras ese féretro entraron, en cortejo, algunos de los que estaban esperando a Héctor. 

¿Se equivocaron de ataúd? Quién sabe. Era muy de Héctor eso de ofrecer sus amigos al muerto que estaba solo.

EL PRIMERO


lunes, 15 de octubre de 2018

ATRIBUTOS DEL MOMENTO


EL ERMITAÑO Y EL BUSCADOR


Se trataba de un genuino buscador extranjero. Llevaba muchos años de búsqueda incansable, rastreando inquebrantablemente la Verdad. Había leído las escrituras de todas las religiones, había seguido numerosas vías místicas, había puesto en práctica no pocas técnicas de autodesarrollo y había escuchado a buen número de maestros; pero seguía buscando. Dejó su país y se trasladó a la India. 

Viajó sin descanso. Había ido de un estado a otro y de ciudad en ciudad, indagando, buscando, anhelando encontrar. Un día llegó a un pueblo y preguntó si había algún maestro con el que entrar en contacto. Le comunicaron que no había ningún maestro, pero que en una montaña cercana habitaba un ermitaño. El hombre se dirigió a la montaña con el propósito de hallar al ermitaño. Comenzó a ascender por una de sus laderas. De súbito, observó que el ermitaño bajaba por el mismo sendero por el que él subía. Cuando estaban a punto de cruzarse e iba a preguntarle el mejor modo para acelerar el proceso hacia la liberación, el ermitaño dejó caer en el suelo un saco que llevaba a sus espaldas. Se hizo un silencio profundo, estremecedor, total y perfecto. El ermitaño clavó sus ojos, sutiles y elocuentes, en los del buscador. ¡Qué mirada aquélla! 

Luego, el ermitaño cogió de nuevo el saco, lo cargó a su espalda y prosiguió la marcha. Ni una palabra, ni un gesto, pero ¡qué mirada aquélla! El buscador, de repente, comprendió en lo más profundo de sí mismo. No se trataba de una comprensión intelectual, sino inmensa y visceral. Deja el fardo de juicios y prejuicios, conceptos y actitudes egocéntricas, para poder evolucionar. 

***

El Maestro dice:

LO QUE ERES, LO QUE TIENES


domingo, 14 de octubre de 2018

LOS ORFEBRES


En una localidad de la India había un negocio de orfebrería donde trabajaban cuatro hombres que eran tenidos por muy piadosos y que siempre eran vistos con los signos del dios Vishnú pintados en la frente, un collar de semillas sagradas al pecho, un rosario en la mano y el nombre del Divino repitiéndose en sus labios. Las gentes de la localidad, impresionadas por tanta santidad, se habían convertido en generosos clientes del establecimiento. A éstos les agradaba mucho comprobar que cuando llegaban a la tienda, los cuatro orfebres repetían los nombres de distintas divinidades hindúes. Al llegar un cliente, uno de ellos exclamaba: “Keshava, Keshava”; un poco después, otro entonaba: “Gopal, Gopal”; a continuación, el tercero recitaba: “Hari, Hari”. Entonces los clientes, muy satisfechos con tanta santidad, hacían una buena compra, en tanto el cuarto orfebre decía fervorosamente: “Hara, Hara”.

Todos estos términos son nombres de deidades del panteón hindú, pero los orfebres eran bengalíes y en su lengua tienen un segundo significado. Keshava quiere decir: “?Quiénes son”?, que es lo que pregunta el primer orfebre; Gopal significa: “Un rebaño de vacas”, que es lo que contesta el segundo; Hari es: “?Puedo robarles?”, que pregunta el tercero; Hara quiere decir: “Sí, róbales”, que es lo que declara el cuarto.

***

El Maestro dice: Los falsos maestros aparentan santidad para enmascarar sus perversas intenciones*.

OTROS ENCANTOS


viernes, 12 de octubre de 2018

TODO LO PUEDES


Dos peligrosos mitos responsables del aprendizaje social del varón. Estos criterios formativos, o mejor, deformativos, son malas traducciones culturales de los viejos y prehistóricos parámetros de dominancia biológica. 

Ellos son: a) "Vales por lo que tienes", y b) "Todo lo puedes".

TODO LO PUEDES

Es lo mismo que decir: "Suicídate en el intento" o "No tienes el derecho a equivocarte". Los hombres debemos aprender a ser más humildes, y a desprendernos de esa estúpida autosuficiencia que nos ha caracterizado por siglos. Decir: "No sé" o "No soy capaz", es un acto liberador. Es un descanso para el alma y la mente. El prototipo de un varón sabelotodo, diligente y solucionador de problemas, lleva implícita la creencia de que los hombres debemos hacernos cargo de todo y brindar seguridad y protección por doquier. A veces, indudablemente nos gusta jugar el papel de salvadores, pero no siempre. La nueva masculinidad quiere disfrutar del privilegio de pedir ayuda sin sonrojarse y de reconocer los errores con honestidad. No queremos ser los mejores sino vivir en paz, aprendiendo y disfrutando del arte de saber perder.

En cierta ocasión me tocó confrontar al padre de un paciente varón adolescente. El muchacho no sabía realmente qué estudiar. Era un joven sensible e inteligente, más inclinado por el área humanista que por otras profesiones. Pero, como es sabido, para cualquier hombre la elección de la carrera no suele estar determinada por sus talentos naturales, sino más bien por las posibilidades económicas de la misma. Para una mayoría significativa, es preferible que el hijo sea un ingeniero mediocre a un genio de la poesía. En el caso que nos compete, el padre aceptaba algunas de las carreras y mostraba una posición aparentemente abierta. Sin embargo, mi paciente no quería herir sus sentimientos y, por tal razón, intentaba hallar soluciones intermedias. Había descartado la música (su verdadera vocación) y la antropología. La nueva decisión estaba entre diseño industrial y psicología, cosa que no agradaba mucho a su padre, sobre todo la segunda. Cuando conversé con el señor, entendí la carga de mi joven paciente. 

El padre, un hombre alto, vestido de manera impecable, de un andar; un hablar y un pensar francamente "exitista", resumió así su posición: "Yo no exijo mucho. Él puede elegir lo que realmente le guste, pero con dos condiciones: que sea rentable y que esté entre los mejores... Al menos entre los cinco primeros... Si las cumple, nada le faltará en la vida ..Yo no pretendo influir sobre él... Pero lo importante es producir... ¿De qué le sirve la profesión si no puede vivir de ella? ¿Acaso se le puede pedir menos?... la mundo es de los ganadores, y yo ' quiero que mi hijo lo sea". Cuando le contesté que algunos de esos ganadores perdían la alegría de vivir, no le gustó mucho. Luego de esa cita el muchacho no volvió. Al cabo de los años, en un concierto inaugural de la Orquesta Filarmónica, cuál sería mi sorpresa al ver a mi paciente, ya no tan joven, interpretando un solo para violín ante un auditorio extasiado. Si consideramos el salario de un músico en nuestro medio y su escasa proyección social, me pareció natural que su padre no estuviera presente entre los asistentes.

Tener aptitud organizadora, liderazgo y don de mando es virtud de algunos, pero no una obligación masculina contraída por nacimiento. Muchos varones son torpes, incapaces de ejercer un papel directivo y poco eficientes a la hora de tomar decisiones, pero tienen otros encantos. Ser eficaz es bueno y recomendable, pero no establecer márgenes resulta peligroso. El esquema de "límites insuficientes" crea en el varón la incapacidad de ser incapaz y la obligación de hacerse cargo exitosamente de las cosas. El ideal varonil de un reparador ambulante, con taller propio y caja de herramientas aerodinámica, no es para todos los hombres. Muchos no sabemos quitar un bombillo, no entendemos de mecánica, no tenemos taladro eléctrico y, lo que parece ser más grave, tampoco sabemos utilizarlo (afortunadamente los varones negados contamos con la desinteresada ayuda de las páginas amarillas del directorio telefónico).


¿PARA QUIÉN PUEDE SER ÚTIL EL BUDISMO ZEN?


jueves, 11 de octubre de 2018

ANSIA


Era un padre de familia. Había conseguido unas buenas condiciones de vida y había enviudado, después de que sus hijos se hicieran mayores y encauzaran sus propias vidas. Siempre había acariciado la idea de dedicarse a la búsqueda espiritual y poder llegar a sentir la unidad con la Conciencia Universal. Ahora que ya no tenía obligaciones familiares, decidió ir a visitar a un yogui y ponerlo al corriente de sus inquietudes, pidiéndole también consejo espiritual. 

El yogui vivía cerca de un río, cubriendo su cuerpo con un taparrabos y alimentándose de aquello que le daban algunos devotos. Vivía en paz consigo mismo y con los demás. Sonrió apaciblemente cuando llegó hasta él el hombre de hogar. 

--¿En qué puedo ayudarte? -preguntó cortésmente. 

--Venerable yogui, ¿cómo podría yo llegar a percibir la Mente Universal y hacerme uno con Ella? 

El yogui ordenó: 

--Acompáñame. 

El yogui condujo al hombre de hogar hasta el río. Le dijo: 

--Agáchate. 

Así lo hizo el hombre de hogar y, al punto, el yogui lo agarró fuertemente por la cabeza y lo sumergió en el agua hasta llevarlo al borde del desmayo. Por fin permitió que el hombre de hogar, en sus denodados forcejeos, sacara la cabeza. Le preguntó: 

--¿Qué has sentido? 

--Una extraordinaria necesidad y ansia de aire. 

--Pues cuando tengas esa misma ansia de la Mente Universal, podrás aprender a percibirla y hacerte uno con ella. 

***

El Maestro dice: Aunque pienses en la palabra “lámpara” no se enciende la luz. Que la motivación de libertad interior sea real y seguida por la práctica y no se quede sólo en una idea.


Tomado del libro:
101 Cuentos clásicos de la India
Recopilación de Ramiro Calle
Fotografía de Internet

EL VARÓN INSEGURO


miércoles, 10 de octubre de 2018

CON LAS MANOS VACÍAS


LLEGAMOS CON LAS MANOS VACÍAS y nos iremos con las manos vacías, de modo que ¿para qué reclamar tanto entre medias? Pero eso es lo que sabemos, lo que nos dice el mundo: posee, domina, ten más que los demás. Puede ser dinero o puede ser virtud; no importa con qué clase de moneda comercies: puede ser mundana o espiritual. Pero debes ser muy listo, porque si no te explotarán. Explota y no te dejes explotar: ése es el sutil mensaje que te transmiten con la leche de tu madre. Y todos los colegios y las universidades están basados en la idea de la competición.

Una verdadera educación no te enseñará a competir; te enseñará a colaborar. No te enseñará a pelear para llegar el primero. Te enseñará a ser creativo, a ser cariñoso, a ser dichoso sin compararte con los demás.

No, te enseñará que sólo puedes ser feliz si llegas el primero: es una estupidez. No puedes ser feliz simplemente por ser el primero, y al intentar ser el primero sufrirás tanto que cuando lo consigas te habrás acostumbrado al sufrimiento.

Cuando llegues a presidente o primer ministro de un país habrás sufrido tanto que el sufrimiento será tu segunda naturaleza. No conoces otra manera de vivir; sólo la del sufrimiento. La tensión ha arraigado en ti; la angustia se ha convertido en tu modo de vida. No conoces otro modo. Así que aunque seas el primero seguirás angustiado, cauto, con miedo. Tu cualidad interna no cambiará en absoluto. 

Una educación de verdad no te enseñará a ser el primero. Yo te digo que disfrutes de lo que haces, no por los resultados, sino por el acto en sí.

Al igual que un pintor, un bailarín o un músico. 

Puedes pintar de dos maneras: para competir con otros pintores, porque quieres ser el mejor pintor del mundo, quieres ser un Picasso o un Van Gogh. Entonces tu pintura será de segunda categoría, porque a tu mente no le interesa la pintura en sí; le interesa que seas el primer pintor del mundo, el mejor. No profundizas en el arte de la pintura. No disfrutas de ella, sólo la utilizas como un peldaño. Te has metido en un viaje del ego, y el problema radica en que para ser pintor de verdad tienes que deshacerte por completo del ego. Para ser pintor de verdad, hay que dejar el ego a un lado. Sólo así podrá fluir por ti la existencia. Sólo así podrás utilizar tus manos, tus dedos y tus pinceles como vehículos. Sólo así puede nacer algo de esa magnífica belleza.


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
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