domingo, 28 de enero de 2018

LA MEDITACIÓN DE LA RESPIRACIÓN



“Al inspirar, sé que estoy inspirando”. El “sé” es muy importante. Tu respiración es como el vínculo entre el cuerpo y la mente. Cuando entre los dos hay este vínculo que los une, es maravilloso, porque entonces estás en contacto con todo cuanto hay en ti, con el cuerpo y la mente. Y en aquel mismo momento eres dueño de ti mismo en cualquier situación. No estás siendo arrastrado por nada ni por nadie, ni siquiera por tus pensamientos. Tu mente está totalmente presente en tu cuerpo y en todo tu ser. Cuando eres consciente de estar inspirando o espirando, te das cuenta de lo que estás haciendo, estés sentado, de pie o andando. Ser consciente es muy importante.

No creas que practicar el budismo es muy difícil, al contrario, es muy fácil. ¿Eres capaz de inspirar y espirar y saber que estás inspirando y espirando? Inspirando y espirando... eso es el ser consciente. Intenta primero ser consciente de la respiración, luego del cuerpo y la mente, y al final lo serás de todo cuanto ocurre a tu alrededor.

Respirar conscientemente y con atención es una práctica muy beneficiosa. En nuestra vida cotidiana si no sabemos respirar así, si no sabemos dejar de pensar, no podremos sentir las cosas maravillosas que la vida nos ofrece como la luz del sol, los ríos, las nubes, la familia y los amigos. Respirar es algo muy bueno.

La práctica de respirar de manera consciente es muy agradable y fácil. Mientras te sientas durante algunos minutos y respiras, puedes recitar la siguiente gatha (poema):

Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé que estoy espirando.
Inspirando/Espirando.

Al inspirar, me veo como una flor.
Al espirar, me siento fresco.
Flor/Fresco.

Al inspirar, me veo como una montaña.
Al espirar, me siento sólido.
Montaña/Sólido.

Al inspirar, me veo como el agua en calma.
Al espirar, reflejo las cosas tal como son.
Agua/Reflejo.

Al inspirar, me veo como el espacio.
Al espirar, me siento libre.
Espacio/Libre.

Primero practica inspirando/Espirando tres veces. “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando.” 

Pasa luego al ejercicio llamado “Flor/Fresco”. Significa: “Al inspirar, me veo como una flor. Al espirar, me siento fresco”.

La tercera estrofa es “Montaña/Sólido”. ”Al inspirar, me veo como una montaña.” La posición de sentarse con las piernas cruzadas es muy estable y sólida. Si consigues adoptarla, respirar en silencio y sonreír, serás tan sólido como una montaña y ninguna emoción, pensamiento o viento alguno podrá derribarte, surjan de la dirección que surjan. “Al inspirar, me veo como una montaña. Al espirar, me siento sólido.”

El cuarto ejercicio es: “Agua/Reflejo”. Al contemplar el agua clara y serena de un lago, ves las nubes y el cielo reflejados en ella con tanta claridad como si los estuvieras mirando directamente ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? “Al inspirar, me veo como el agua en calma. Al espirar, reflejo las cosas tal como son”, lo cual significa que no distorsiono las cosas. No digas: “Me siento como el agua en calman, sino: “Al inspirar, me veo como el agua en calma”, ya que somos el agua, somos las montañas, somos la flor. Reflejo exactamente el cielo azul que veo. No distorsiono las cosas porque mi mente está clara, estable y serena.

El agua en calma es muy serena. Cuando estás sereno, reflejas bien la realidad. Pero cuando no estás sereno ni silencioso, percibes las cosas de manera errónea y las distorsionas. Es como ver una cuerda creyendo que es una serpiente. Como no estás lo bastante tranquilo o sereno, no reflejas la realidad tal como es. ¿Te has mirado alguna vez en uno de esos espejos que distorsionan las imágenes? Al contemplarte en él apenas te reconoces, tu cara aparece alargada y tus ojos, enormes. ¿Has tenido esta experiencia alguna vez? el espejo no te refleja tal como eres.

La última estrofa del ejercicio es: “Espacio/Libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio”. Si tienes espacio, te sientes a gusto. Cuando la gente te da el espacio o la libertad que necesitas, eres más feliz. Al inspirar, te ves como el espacio infinito -el espacio en el que todo se mueve libremente-, y puedes respirar. Sin él no podrías respirar ni sonreír.

Cuando te vacías te desprendes de todo cuanto hay en ti: del odio, la ira, la desesperanza o el deseo. Al estar tan vacío como el espacio, te sientes de maravilla. Mientras exhalas el aire dices: “Me siento libre”. “Al inspirar, me veo como el espacio. Al espirar, me siento libre” Inténtalo.

Las imágenes de la flor, la montaña, el agua y el espacio te ayudarán a concentrarte mejor y a sentirte fresco, estable, sereno y libre.

Mientras meditas sentado puedes también hacer este otro ejercicio respiratorio: “Inspirando/Espirando, Profunda/Lenta, Me tranquilizo/Me siento a gusto, Sonrío/Me relajo, Momento presente/Momento maravilloso”.

Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé· que estoy espirando.

A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta.

Al inspirar, me tranquilizo, al espirar, me siento a gusto.
Con la inspiración, sonrío, con la espiración, me relajo.

Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso.


La primera estrofa es: “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando”. Después viene: “A medida que mi inspiración se vuelve más profunda, mi espiración se vuelve más lenta”. Ahora reconoces la cualidad de tu respiración. No deseas alargarla ni hacerla más profunda, sólo ves, que ahora es más profunda y lenta. Después de hacerlo varias veces, pasa a la estrofa de “Me tranquilizo/Me siento a gusto”.

“Al inspirar, me tranquilizo. Al espirar, me siento a gusto” Sentirse a gusto se parece al espacio, es sentirte ligero y libre. Si no te sientes ligero y libre, no puedes ser feliz. No significa tomarte las cosas a la ligera, ya que para ti nada hay más importante que estar en paz.

“Con la inspiración, sonrío”. ¿Por qué sonríes? Sonríes porque no te tomas las cosas demasiado en serio. Conoces los beneficios de sonreír. Cuando sonríes todos los músculos de tu cara se relajan. Reconoces lo que es importante y lo que no lo es. “Con la espiración, me relajo”. Ante las cosas sin importancia, eres capaz de sonreír y no te apegas a ellas. Esto es relajarse. La relajación es la fuente de la felicidad.

“Viviendo en el momento presente, sé que es un momento maravilloso”. Sólo necesitas vivir en el momento presente y entonces podrás sentir estas condiciones de la felicidad.

La práctica es fácil. La paz y la felicidad siempre van unidas hasta cierto punto al dolor y al sufrimiento. Pero recuerda, al igual que ocurre con la televisión, eres libre de elegir el canal que prefieras. Puedes elegir la paz y la felicidad.


Extracto del libro:
A la sombra del manzano rosal
El budismo explicado a los niños
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

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