viernes, 20 de febrero de 2015

NO IDEALICES AL SER AMADO: MÍRALO COMO ES, CRUDAMENTE Y SIN ANESTESIA (PRINCIPIO 8)



Pudo haber sido esto, pudo haber sido aquello,
pero se ama y se odia lo que es.

RUDYARD KIPLING

El amor es un estado en que el
hombre ve decididamente las cosas
como no son.

FRIEDICH NIETZSCHE

Los modos de idealizar a la pareja son muchos y variados. Puedes ubicar a la persona que amas en el cielo o en el infierno, mentir y mentirte, sesgar, imaginar cosas que no son, distorsionar, agregar o quitar, alargar o acortar, acomodar y desacomodar, en fin, puedes inventar lo que quieras de la persona amada o incluso enamorarte después de crearlas. En mi experiencia, he llegado a la conclusión de que prácticamente todos los enamorados, en mayor o menor grado, inventan de alguna manera a su pareja. La parte racional ama al sujeto verdadero, y el lado idealista y romántico construye virtualmente el sujeto de nuestros sueños. Al querer «pulir» al otro y perfeccionarlo al máximo, creamos una corteza psicológica aislante (la imagen proyectada) que nos impide hacer un verdadero contacto con la otra persona. No cantes victoria; a ti también te pasa.

Hemos interiorizado dos máximas sociales que son ciertas, «Si amas lo que amo, nos amaremos más» o «Si valoras lo que valoro, nos amaremos más», y hacemos cualquier cosa por obtenerlas, aunque sea alterar los datos. ¿Quién no ha oído alguna vez la expresión «Somos tal para cual»? Como si la superposición absoluta permitiera un acceso directo a la felicidad. Pues no es así. Si escarbáramos en más de una relación «tal para cual», nos sorprenderían las discrepancias enmascaradas que se esconden en ellas: las parejas superpuestas terminan en un ciento por ciento confinadas a la rutina. Si puedes anticipar con bastante certeza lo que tu pareja piensa, siente o hace, estás mal; una relación sin sobresaltos, sorpresas y descubrimientos es tan predecible como aburrida.

Ver a la pareja tal como es, en su más escueta y cruda humanidad, requiere de cierta dosis de valentía, porque si despejamos la mente de autoengaños, podría no gustarnos lo que vemos. En relación con lo anterior, alguien me decía: «¿Y si lo que descubro en ella no me gusta?». Pues si eso te ocurre, tómate un buen tranquilizante y medita bien la cuestión, porque estás con la persona equivocada (a no ser que prefieras tener una «pareja virtual»). No estoy diciendo que todo lo de tu pareja deba gustarte; nadie es perfecto. De lo que hablo es de hacer un contacto full, completo, sin embellecedores ni camuflajes, y luego ponderar, si te apetece, si lo deseas o si quieres arriesgarte. Amas lo que el otro es o no amas nada.


Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet

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