domingo, 8 de febrero de 2015

EL SEXO NO SUSTITUYE AL AFECTO


Cómo hacerle frente a la indiferencia de la pareja y no dejarte aplastar por el sufrimiento.

7. EL SEXO NO SUSTITUYE AL AFECTO

Sexualidad no es lo mismo que ternura, aunque no son incompatibles. Si bien es cierto que durante las relaciones sexuales los mecanismos de defensa ceden y se ablandan (hasta un esquizoide puede gemir de placer), la fisiología de la ternura recorre otros caminos, más sensibles y cariñosos que los que transitan lo genital. Las personas que son víctimas de amores indiferentes suelen ver en el deseo sexual de su pareja una forma incipiente de afecto en tanto que, durante el coito, la frialdad parece disminuir. Sin embargo, un análisis más detallado mostrará que las expresiones y manifestaciones amorosas tienen más que ver con la pasión carnal que con la ternura: desear no es amar, aunque a veces marchen juntos y revueltos.

Una mujer de cuarenta y ocho años, que vivía con un típico esquizoide, explicaba así su estrategia de supervivencia afectiva: «Cuando lo siento más expresivo, más mío o más “normal”, es durante el acto sexual... Ahí me convierto en el centro único de su atención y, a veces, cuando está muy excitado, me acaricia y abraza. Una vez me susurró algo y cuando le pregunté ilusionada qué me quería decir, perdió la erección. Así es que con el tiempo fui incrementando la frecuencia de las relaciones sexuales para suplir la frialdad de la vida cotidiana. Él cree que soy una ninfómana descontrolada, y en realidad no soy más que una mujer que desea sentirse amada e importante para él. Da la sensación de que cuando se quita la ropa, también se quita la coraza... Sé que no es la “gran ternura” que una esperaría, pero es lo máximo que puedo obtener». Una entrevista con el hombre bastó para darme cuenta de que durante las relaciones sexuales no estaba «concentrado en su mujer», como ella quería pensar, sino exclusivamente en él, en las sensaciones placenteras de su propio cuerpo.

Repitamos: el sexo no sustituye a la ternura pero, en algunos casos, ayuda a que el autocontrol emocional se pierda y salgan vestigios de afecto o de algo que se le parece. Sin embargo, cuando la indiferencia es crónica y responde a un patrón de personalidad establecido, el sexo no pasa de ser sexo puro, y si bien el deseo relaja músculos y tendones, la frialdad afectiva no cede un ápice. Todo se reducirá a una fisiología concentrada en el placer por el placer. Si te quieren de verdad, el afecto no siempre estará unido al sexo.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet

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