viernes, 25 de octubre de 2013

DERRIBANDO PUENTES


Siempre es bueno derribar puentes con el pasado. Entonces uno se mantiene vivo, inocente y jamás pierde la infancia. Muchas veces es necesario derribar todos los puentes, estar limpio y empezar otra vez de cero.

Siempre que empiezas algo, vuelves a ser un niño. En cuanto comienzas a pensar que has llegado, es otra vez el momento de derribar puentes, porque eso significa que empieza a asentarse la muerte. Te conviertes en un ente, en un producto en el mercado. Y todo el que quiera ser creativo ha de morir cada día respecto del pasado, de hecho cada momento, porque la creatividad significa un renacimiento continuo. Si no renaces, sea lo que fuere lo que crees, representará una repetición. Si renaces, solo entonces podrá salir algo nuevo de ti.

Sucede que incluso los grandes artistas, poetas y pintores llegan a un punto en el que no dejan de repetirse una y otra vez. En ocasiones ha sucedido que su primera obra es la más grande. Jalil Gibrán escribió
"El profeta" cuando solo tenía veinte o veintiún años, y esa también fue su última obra. Después escribió muchos libros, pero ninguno alcanzó esa cumbre. De un modo sutil, no deja de repetir "El profeta". 

De modo que un artista, un pintor o un poeta, músico o bailarín, uno que ha creado algo nuevo cada día, posee una tremenda necesidad de olvidar completamente los ayeres, que no quede ni un recuerdo de ellos. La pizarra está limpia y de lo nuevo nace la creatividad.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 191

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