lunes, 30 de julio de 2012

COMO UN NIÑO



Estamos separados solo en la superficie, en lo más hondo no estamos separados. Únicamente lo está la parte visible; la invisible sigue siendo una.

 Los Upanishad dicen: «Aquellos que creen saber, no saben», porque la misma idea de que saben no les permite saber. La misma idea de que uno es ignorante te vuelve vulnerable, abierto. Como un niño, tus ojos están llenos de asombro. Entonces resulta difícil decidir si los pensamientos son tuyos o te llegan del exterior, porque uno ha perdido todas las amarras. Pero no hay necesidad de preocuparse, porque básicamente la mente es solo una, es la mente universal... llámala dios, o en términos jungianos, el «inconsciente colectivo». 

Estamos separados solo en la superficie, en lo más hondo no estamos separados. Únicamente lo está la parte visible; la invisible sigue siendo una. De modo que cuando te relajas y guardas silencio y eres más humilde, más infantil, más inocente, entonces al principio será difícil ver si esos pensamientos son tuyos, surgen de la nada o alguna otra persona está enviando sus mensajes y tu eres el receptor. Pero no vienen de ninguna parte. Proceden del núcleo más hondo de tu ser... que también es el núcleo de todos los demás. 

De forma que un pensamiento realmente original no lleva la firma de nadie. Está simplemente ahí, surge del colectivo, de lo universal, de la única mente... mente con M mayúscula. Y cuando la mente individual, la mente ego, se relaja, la mente universal empieza a negarla.

OSHO
Día a  Día (día 21)

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